lunes, 16 de marzo de 2009

La balada del diablo y la muerte (La Renga)



Estaba el diablo mal parado en la esquina de mi barrio
ahí donde dobla el viento y se cruzan los atajos.
Al lado de él estaba la muerte, con una botella en la mano
me miraban de reojo y se reían por lo bajo.
Y yo que esperaba no sé a quién,
al otro lado de la calle del otoño
una noche de bufanda que me encontró desvelado,
entre dientes oí a la muerte que decía así:
Cuántas veces se habrá escapado, como laucha por tirante
y esta noche que no cuesta nada, ni siquiera fatigarme,
podemos llevarnos un cordero, con solo cruzar la calle.
Yo me escondí tras la niebla y miré al infinito,
a ver si llegaba ese que nunca iba a venir.
Estaba el diablo mal parado en la esquina de mi barrio,
al lado de él estaba la muerte, con una botella en la mano.
Y temblando como una hoja, me crucé para encararlos,
y les dije, me parece que esta vez me dejaron bien plantado.
Les pedí fuego y del bolsillo saqué una rama pa' convidarlos
y bajo un árbol del otoño nos quedamos chamuyando,
me contaron de sus vidas, sus triunfos y sus fracasos,
de que el mundo andaba loco y hasta el cielo fue comprado
y más miedo que ellos dos, me daba el propio ser humano.
Y yo ya no esperaba a nadie, y entre las risas del aquelarre
el diablo y la muerte se me fueron amigando,
ahí donde dobla el viento y se cruzan los atajos,
ahí donde brinda la vida en la esquina de mi barrio.

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